SEXTO DÍA — MAÑANA
Oh Dios, que has demostrado Tu amor por la humanidad enviándonos a Jesucristo nuestro Señor, y has iluminado nuestra vida humana con el resplandor de Su presencia, te doy gracias por este Tu mayor regalo.
Por los días de mi Señor sobre la tierra;
Por el registro de Sus obras de amor;
Por las palabras con que me guió y ayudó;
Por Su obediencia hasta la muerte;
Por Su triunfo sobre la muerte;
Por la presencia de Su Espíritu conmigo ahora:
Te doy gracias, oh Dios.
Concédeme que el recuerdo de la Vida bendita que una vez se vivió en esta tierra común, bajo estos cielos ordinarios, permanezca conmigo en todas las tareas y deberes de este día. Permíteme recordar—
Su prontitud para servir, no para ser servido;
Su compasión ante el sufrimiento de todo tipo;
Su valentía frente a Su propio sufrimiento;
Su mansedumbre al soportar, de modo que, cuando fue insultado, no respondió con insulto;
Su firmeza de propósito para cumplir la tarea que se le encomendó;
Su sencillez;
Su autodisciplina;
Su serenidad de espíritu;
Su completa confianza en Ti, Su Padre en el cielo.
Y en cada una de estas maneras, dame gracia para seguir Sus huellas.
Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, encomiendo a Ti todos mis caminos. Entrego mi alma a Tu cuidado. Consagro mi vida a Tu servicio. Que este día sea para mí un día de obediencia y de caridad, un día de felicidad y de paz. Que todo mi andar y conversar sean dignos del evangelio de Cristo. Amén.
SEXTO DÍA — NOCHE
Oh Tú, que eres el único origen de todo lo que es bueno, justo y verdadero, a Ti elevo mi alma.
Oh Dios, que Tu Espíritu entre ahora en mi corazón.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que haya ningún rincón dentro de mí que permanezca cerrado para impedir Tu entrada.
Oh Dios, dame poder para seguir aquello que es bueno.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que haya en mi mente ningún propósito secreto de mal, esperando la oportunidad para cumplirse.
Oh Dios, bendice todo lo que emprenda y haz que prospere.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que aún retenga algún plan para el cual no me atrevería a pedir Tu bendición.
Oh Dios, dame castidad.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que me diga a mí mismo en secreto: “Pero no todavía” o “Pero no demasiado”.
Oh Dios, bendice a cada miembro de este hogar.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que mi corazón albergue sentimientos indebidos de celos, amargura o ira hacia ninguno de ellos.
Oh Dios, bendice a mis enemigos y a quienes me han hecho mal.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que guarde en mi corazón el deseo de vengarme cuando tenga oportunidad.
Oh Dios, venga Tu Reino a la tierra.
Ahora, mientras hago esta oración, no permitas que aún tenga la intención de dedicar mis mejores horas y años al servicio de fines menores.
Oh Espíritu Santo de Dios, al levantarme de estos actos de devoción, no permitas que vuelva a pensamientos malignos ni a caminos mundanos, sino que haya en mí la misma mente que hubo en Cristo Jesús. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario