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Bienvenidos a www.aleguitarra.com Mi nombre es Alejandro López, vivo en la ciudad de Mercedes de Uruguay junto a mi esposa Delia y n...

Día 5

 QUINTO DÍA — MAÑANA

Dios de mis antepasados, clamo a Ti. Tú has sido el refugio de hombres buenos y sabios en cada generación. Cuando comenzó la historia, Tú fuiste el primero en iluminar la mente humana, y Tuyo fue el Espíritu que primero los sacó de su condición brutal y los hizo verdaderamente hombres. A través de todas las edades Tú has sido el Señor y dador de vida, la fuente de todo conocimiento, la fuente de toda bondad.

Los patriarcas confiaron en Ti y no fueron avergonzados;
Los profetas te buscaron y Tú encomendaste Tus palabras a sus labios;
Los salmistas se regocijaron en Ti y Tú estabas presente en su canto;
Los apóstoles esperaron en Ti y fueron llenos de Tu Espíritu Santo;
Los mártires te invocaron y Tú estabas con ellos en medio de las llamas:
"Este pobre clamó, y el Señor le oyó, y lo libró de todas sus angustias."

Oh Tú, que fuiste, eres y has de venir, te agradezco que este camino cristiano por el que ando no es una senda desconocida ni inexplorada, sino un camino ya abierto por las huellas de los santos, apóstoles, profetas y mártires. Te agradezco por las señales y advertencias con las que está marcado en cada giro, y que me son dadas a conocer por el estudio de la Biblia, por toda la historia y por toda la gran literatura del mundo. Más allá de todo, te doy devotas y humildes gracias por el gran regalo de Jesucristo, el Pionero de nuestra fe. Te alabo porque has hecho que yo naciera en una época y en una tierra que han conocido Su nombre, y porque no tengo que enfrentar ninguna tentación o prueba que Él no haya soportado antes.

No permitas, Santo Señor, que deje de beneficiarme de estas grandes memorias de las edades pasadas, ni que deje de entrar en la gloriosa herencia que Tú has preparado para mí; por Jesucristo mi Señor. Amén.



QUINTO DÍA — NOCHE

Dios todopoderoso, en esta hora de quietud busco comunión contigo. Lejos del agobio y el afán del día, lejos de los ruidos discordantes del mundo, lejos de la alabanza y la crítica de los hombres, lejos de los pensamientos confusos y vanas imaginaciones de mi propio corazón, ahora me aparto para buscar la quietud de Tu presencia. Durante todo el día he trabajado y me he esforzado; pero ahora, en la calma del corazón y a la clara luz de Tu eternidad, deseo reflexionar sobre el diseño que mi vida ha ido tejiendo.

Haz que ahora descienda sobre mí, oh Dios, un gran sentido de Tu poder y Tu gloria, para que pueda ver todas las cosas terrenales en su verdadero valor.

Que no ignore esta gran verdad: que un día contigo es como mil años, y mil años como un solo día.

Dame ahora tal comprensión de Tu perfecta santidad que elimine todo orgullo en mis propios logros. Concédeme ahora tal visión de Tu belleza increada que me deje insatisfecho con toda belleza menor.

Aun si la tierra y el hombre desaparecieran,
y soles y universos dejaran de existir,
y Tú quedaras solo,
toda existencia existiría en Ti.

Estoy satisfecho, oh Padre, de dejar mi vida en Tus manos, creyendo que aun los cabellos de mi cabeza están contados por Ti. Estoy satisfecho de entregar mi voluntad a Tu control, creyendo que en Ti puedo hallar una justicia que jamás podría haber ganado por mí mismo. Estoy satisfecho de dejar a todos mis seres queridos a Tu cuidado, creyendo que Tu amor por ellos es mayor que el mío. Estoy satisfecho de dejar en Tus manos las causas de la verdad y la justicia, y de esperar la venida de Tu Reino en los corazones de los hombres, creyendo que mi amor por esas causas no es más que una débil sombra de Tu propósito. A Ti, oh Dios, sea la gloria por siempre. Amén.

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