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Bienvenidos a www.aleguitarra.com Mi nombre es Alejandro López, vivo en la ciudad de Mercedes de Uruguay junto a mi esposa Delia y n...

Día 19

 Día Diecinueve — Mañana

Bendito seas, Dios misericordioso, porque nuevamente has hecho brotar la luz de la oscuridad y has hecho aparecer la mañana. Bendito seas porque me concedes salir con salud y vigor a los deberes y tareas de un nuevo día. Ve conmigo, te ruego, durante las horas de sol, y protégeme de todo mal camino, para que, al llegar la noche, no tenga que inclinar mi cabeza con vergüenza.

Oh Tú, que tan bondadosamente me has llamado a ser tu siervo, quiero estar listo hoy para cumplir tu más mínima orden. Dame tu Espíritu, te lo ruego, para mantenerme en constante disciplina, atento a cumplir tu santísima voluntad.

  • Que mantenga despierta la agudeza de mi mente.

  • Que mis pensamientos sean rectos y verdaderos.

  • Que mis pasiones estén bajo control.

  • Que mi voluntad permanezca activa.

  • Que mi cuerpo se conserve fuerte y sano.

  • Que recuerde siempre a Aquel cuya comida era hacer la voluntad del que lo envió.

Señor de la viña, suplico tu bendición sobre todos los que desean servirte siendo diligentes y fieles en sus llamados: llevando la parte que les corresponde de la carga del mundo y cumpliendo sus tareas cotidianas con sencillez y rectitud de corazón.

— Por todos los que cuidan rebaños o trabajan la tierra.
— Por todos los que trabajan en fábricas o minas.
— Por todos los que compran y venden en el mercado.
— Por todos los que trabajan con su mente.
— Por todos los que trabajan con su pluma.
— Por todos los que atienden el hogar.

Señor amado, oro.

En tu gran misericordia, líbranos a todos de las tentaciones que constantemente nos asedian y llévanos a la vida eterna, por el poder de la Santa Cruz. Amén.




Día Diecinueve — Tarde

Ahora me gozo, oh Dios misericordioso, en el amor que has mostrado a nuestra pobre raza humana, abriéndonos un camino por el cual podemos ser librados de nuestro pecado y necedad.

Oh Dios Padre, alabo el grande y santo amor con que, cuando nos habíamos extraviado por completo, Tú nos buscaste con diligencia y nos salvaste, enviando a tu amado Hijo para sufrir y morir, a fin de que fuésemos restaurados a la comunión de tus hijos.

Oh Dios Hijo, alabo el grande y santo amor con que te humillaste por mí y por mis hermanos, aceptando compartir nuestra vida común, habitando en medio de todo nuestro pecado y vergüenza, soportando toda la amargura de tu santísima Pasión, y finalmente muriendo en la cruz para que fuésemos liberados de nuestra esclavitud y entráramos contigo en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Oh Dios Espíritu Santo, alabo el grande y santo amor con que cada día derramas en mi indigno corazón la paz y el gozo del perdón, haciéndome partícipe con todos los santos de las bendiciones de la Encarnación de mi Señor, de su Pasión y Crucifixión, de su Resurrección y Ascensión a la diestra del Padre en lo alto.

Oh santa y bendita Trinidad, haz que habite ahora en el misterio de este amor celestial, para que todo odio y malicia sean arrancados de mi corazón y mi vida. Permíteme amarte, como Tú me amaste primero; y al amarte, amar también a mi prójimo; y al amarte a Ti y a mi prójimo en Ti, sálvame de todo falso amor propio. Y a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sea toda gloria y alabanza por siempre. Amén.

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