Día 1

 

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PRIMER DÍA — MAÑANA

Padre eterno de mi alma, que mi primer pensamiento hoy sea de Ti, que mi primer impulso sea adorarte a Ti, que mi primera palabra sea Tu nombre, que mi primera acción sea arrodillarme ante Ti en oración.

Por Tu perfecta sabiduría y perfecta bondad:
Por el amor con el que amas a la humanidad:
Por el amor con el que me amas:
Por la gran y misteriosa oportunidad de mi vida:
Por la morada de Tu Espíritu en mi corazón:
Por los siete dones de Tu Espíritu:
Te alabo y te adoro, oh Señor.

Pero no permitas que, una vez dicha esta oración matutina, piense que mi adoración ha terminado y pase el día olvidándome de Ti. Más bien, que de estos momentos de quietud surja luz, gozo y poder, que permanezcan conmigo durante todas las horas del día;
Manteniéndome casto en pensamiento:
Manteniéndome templado y veraz en el hablar:
Manteniéndome fiel y diligente en mi trabajo:
Manteniéndome humilde en la estima de mí mismo:
Manteniéndome honorable y generoso en mi trato con los demás:
Manteniéndome leal a toda memoria sagrada del pasado:
Manteniéndome consciente de mi destino eterno como hijo Tuyo.

Oh Dios, que has sido el Refugio de mis padres por muchas generaciones, sé hoy mi Refugio en todo tiempo y circunstancia de necesidad. Sé mi Guía en todo lo que es oscuro y dudoso. Sé mi Guardia contra todo lo que amenace el bienestar de mi espíritu. Sé mi Fuerza en tiempo de prueba. Alegra mi corazón con Tu paz; por Jesucristo mi Señor. Amén.

PRIMER DÍA — NOCHE

Oh Tú, que eres de eternidad a eternidad, elevo mis pensamientos a Ti al comenzar las horas de oscuridad y de sueño. Oh Sol de mi alma, me gozo al saber que durante toda la noche estaré bajo la mirada sin sueño de Aquel que habita en luz eterna.

A Tu cuidado, oh Padre, encomiendo ahora mi cuerpo y mi alma. Durante todo el día me has protegido y Tu compañía ha llenado mi corazón de paz. No permitas que pase parte alguna de esta noche sin estar acompañado por Ti.

Dame un sueño profundo y reparador;
Dame seguridad contra todo peligro;
Dame en mi sueño libertad de sueños inquietos;
Dame dominio de mis pensamientos si llegara a despertar;
Dame sabiduría para recordar que la noche fue hecha para dormir, y no para albergar pensamientos ansiosos o vergonzosos;
Dame gracia para que, si yaciendo despierto pienso en Ti, todo sea para pensar en Ti.

"Mi alma será saciada como de meollo y grosura, y mi boca te alabará con labios de júbilo; cuando me acuerde de Ti en mi lecho, y medite en Ti en las vigilias de la noche."

A Tu cuidado también, oh Padre, encomiendo a mis amigos, rogándote que los guardes seguros en alma y cuerpo, y que esta noche estés presente en sus corazones como Espíritu de poder, de gozo y de reposo. Oro por… y por… y por… También oro por el círculo más amplio de todos mis conocidos, mis compañeros de trabajo, mis conciudadanos y todos los extraños que se encuentren dentro de nuestras puertas; y por el gran mundo de los hombres fuera de aquí, para mí ajenos y desconocidos, pero amados por Ti; por Jesucristo nuestro Señor común. Amén.