Día 29

 

Día Vigésimo Noveno – Mañana

Dios Todopoderoso y misericordioso, cuyo poder y amor trabajan eternamente juntos para la protección de Tus hijos, concédeme hoy la gracia de poner mi confianza en Ti.

Oh Padre, oro—

• por la fe para creer que Tú gobiernas el mundo en verdad y justicia:

• por la fe para creer que si busco primero Tu Reino y Tu justicia, Tú proveerás todas mis demás necesidades:

• por la fe para no angustiarme por el mañana, sino creer en la continuidad de Tus misericordias pasadas:

• por la fe para ver que Tu propósito de amor se despliega en los acontecimientos de este tiempo:

• por la fe para estar tranquilo y ser valiente en medio de los peligros que pueda encontrar en el cumplimiento de mi deber:

• por la fe para creer en el poder de Tu amor para ablandar mi corazón endurecido y borrar mi pecado:

• por la fe para confiar en el amor, más que en la fuerza, cuando otros hombres endurezcan sus corazones contra mí:

• por la fe para creer en la victoria final de Tu Santo Espíritu sobre la enfermedad, la muerte y todos los poderes de las tinieblas:

• por la fe para sacar provecho de los sufrimientos que Tú permitas que yo soporte:

• por la fe para dejar en Tus manos el bienestar de todos mis seres queridos, especialmente . . . y . . .

Oh Tú, en quien todos mis padres confiaron y no fueron confundidos, libra ahora mi corazón de toda ansiedad vana y de miedos paralizantes. Dame un espíritu alegre y animado, y paz al hacer Tu voluntad; por amor de Cristo. Amén.

Día Vigésimo Noveno – Tarde:

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Oh Dios, inmortal, eterno, invisible, recuerdo con alegría y acción de gracias todo lo que Tú has sido para este mundo de hombres:
Compañero de los valientes:
Sostén de los leales:
Luz del peregrino errante:
Gozo del viajero:
Guía del pionero:
Ayuda de los trabajadores:
Refugio de los quebrantados de corazón:
Libertador de los oprimidos:
Auxilio del tentado:
Fuerza del victorioso:
Rey de reyes:
Amigo de los pobres:
Salvador de los que perecen:
Esperanza de los moribundos.

Dame fe ahora para creer que Tú puedes serlo todo para mí, conforme a mi necesidad, si tan solo renuncio a toda orgullosa autosuficiencia y pongo mi confianza en Ti.

Prohíbe, oh Padre, que la dificultad de vivir bien me tiente a caer en cualquier tipo de descuido o desesperación. Que pueda mantener siempre en mente que esta vida humana fue una vez vivida divinamente, y que este mundo fue una vez noblemente vencido, y que este cuerpo de carne, que ahora me prueba tan duramente, fue una vez hecho Tu perfecta morada.

Muestra Tu misericordia esta noche, oh Señor, a todos los que necesitan Tu ayuda. Está con el débil para fortalecerlo y con el fuerte para hacerlo más tierno. Anima al solitario con Tu compañía y al distraído con Tu soledad. Prospera a Tu Iglesia en el cumplimiento de su gran tarea, y concede Tu bendición a todos los que hoy han trabajado en el nombre de Cristo. Amén.